Portfolios: evidencias eficaces del proceso enseñanza-aprendizaje

Abstract

A lo largo de este artículo se va a realizar un análisis sobre las principales características de los portfolios, haciendo hincapié fundamentalmente en su facilidad de uso, practicidad e innovación en el proceso de enseñanza-aprendizaje. La incorporación de esta herramienta en la sociedad y en especial en el ámbito de la educación, ha ido adquiriendo una creciente importancia y ha ido evolucionando a lo largo de estos últimos años, tanto que la utilización la misma en el aula pasará de ser una posibilidad a erigirse como una necesidad y como una herramienta de trabajo básica para el profesorado y el alumnado. Teniendo en cuenta el pensamiento formal y la formación del pensamiento simbólico que caracterizan tanto al adolescente como al joven en esa etapa del desarrollo intelectual, nos permite adoptar una actitud inicial de moderado optimismo en cuanto a las posibilidades y potencialidades que esta herramienta ofrece al alumnado (tanto en la etapa de la ESO, Bachillerato o estudios universitarios) para organizarse y de esa forma, convertir sus propios aprendizajes como producto de un aprendizaje autónomo. En este contexto los rasgos fundamentales del pensamiento formal, son: la capacidad de abstracción, de conceptuación, de establecer hipótesis y perseverar en el razonamiento hasta la obtención de conclusiones. Es capaz, igualmente, de controlar variables de un fenómeno, coordinar conjuntos distintos de operaciones concretas y reducirlas a un solo sistema de operaciones. Está en condiciones mentales de pasar de lo concreto a lo abstracto, de generalizar, de pasar de lo operatorio a lo formal, de lo inductivo a lo deductivo. Es el estadio evolutivo en que la razón opera sobre símbolos, contenidos, ideas, conceptos, proposiciones. Es por todo lo expuesto anteriormente, que el manejo del portfolio para nuestro alumnado, aparte de una recomendación, es más una necesidad.