La brecha de género en las pensiones: la UE y España, a examen

Abstract

Los últimos veinte años han sido positivos para la situación de la mujer en el mundo del trabajo y la igualdad de género en la sociedad y eso nadie lo pone en duda. No obstante, pese al progreso logrado hasta ahora y al empeño en seguir avanzando, las perspectivas de la mujer en el mundo del trabajo distan mucho de ser iguales a las de los hombres (OIT, 2018). Allí donde persisten los problemas y obstáculos que impiden la participación de la mujer en igualdad de condiciones, la sociedad tendrá menos capacidad para trazar una vía hacia el crecimiento económico y social. En consecuencia, la comunidad mundial tiene ante sí uno de los retos socio-laborales más acuciantes: subsanar las brechas de género en el mundo del trabajo. En particular, la desventajosa situación de las mujeres en materia de pensiones contributivas de la Seguridad Social como consecuencia directa de la más desfavorable situación de partida en el mercado de trabajo es incuestionable (Grau y Rodríguez, 2015). Las desigualdades en el mercado de trabajo se convierten en divergencias respecto de las condiciones de acceso a las pensiones de la Seguridad Social, principalmente jubilación que es buena muestra de la brecha de género en las pensiones. Esta brecha, existente en los sistemas públicos de pensiones, viene a poner de manifiesto cómo las primeras tienen un impacto directo en las segundas dado que todo sistema público de pensiones de naturaleza contributiva se sustenta, para el cálculo de aquéllas, en factores tales como el número de años cotizados y las bases de cotización. Se trata, por tanto, de una brecha derivada, refleja o indirecta cuya repercusión en la desigualdad de género no debe, de ninguna manera, infravalorarse. Si la brecha salarial preocupa y está cuantificada en casi un 12% en España (la media europea está en el 14%, aproximadamente ), repárese en la gravedad cuantitativa de la brecha pensional, cuantificada en un 34% , en nuestro país que es el sexto país europeo -solo por detrás de Alemania, Holanda, Reino Unido, Austria y Francia y estando la media UE-28 situada en el 37% - . De ahí la necesidad imperiosa de ir más allá, de ser capaces de dar una interpretación de género a los sistemas de protección social y conseguir mejores resultados de los hasta ahora obtenidos y que han sido del todo insuficientes en la remoción de esta brecha que tanto impacto tiene en la desigualdad de mujeres y hombres en materia de pensiones.