Identidades y deporte

Abstract

El deporte se convierte en -y es utilizado como- un potente elemento creador de identidades. Permite recrear una memoria compartida. Y, desde ella, favorecer una estructura de identificaciones construida por los actores sociales que implica un "nosotros" (Medina, 1998, 2000). Determinadas prácticas deportivas permiten a los individuos sentirse parte de algo en común, y llevar a cabo un cierto ritual (Sánchez, 1991), ya venga de un pasado más o menos identificado, ya sea de más reciente crea­ción. Estos niveles de identificación sitúan a los individuos en relación con distintos sentimientos de pertenencia; así como con una construcción concreta del "nosotros" elaborada y, principalmente, reivindicada desde el interior del colectivo a través de unas pautas de representación efectivas y, a menudo, ampliamente compartidas. La mayoría de veces estos nexos están ligados a un territorio físico. Otras, lo están a las propias prácticas, a la concepción y consideración del cuerpo, a las formas y representaciones corporales, etc.