Variables sociales e individuales asociadas al consumo abusivo de sustancias y uso problemático del móvil: un estudio comparativo en adolescentes

Abstract

El Plan de Acción de la Unión Europea sobre Drogas 2021-2025, la Estrategia Nacional sobre Adicciones 2017-2024 y el IV Plan Canario sobre Adicciones 2022-2024, recogen expresamente que la Investigación es una prioridad estratégica para abordar el fenómeno de las adicciones. Partiendo de esta necesidad hemos desarrollado un TFG que se divide en dos, se trata de un Proyecto de Investigación, donde definimos el problema de estudio y diseñamos una investigación, pero también de un estudio piloto, para comprobar la viabilidad y el interés de las variables del estudio. Objetivos. Analizar la existencia de conductas adictivas hacia las sustancias y el móvil en la adolescencia desde una perspectiva de género. Definir la relación que existe entre autoconcepto, grado de apoyo social percibido, sexo, edad y conductas adictivas en la adolescencia. Método. Estudio cuantitativo con diseño correlacional y comparativo causal, de corte transversal. El estudio piloto se llevó a cabo en el municipio de Arrecife (Lanzarote). La muestra se obtuvo, por conveniencia, de los IES Agustín Espinosa y CEO Argana. La muestra está constituida por un total de 217 alumnos, 110 chicas (X= 15,11 años, DT= 0,81) y 106 chicos (X= 15,34 años, DT= 0,87). Se utilizaron instrumentos validados para obtener medidas confiables; para medir “uso problemático del móvil” se utilizó la escala MPPUSA, para medir autoconcepto se utilizó el cuestionario AF5, para medir el apoyo familiar utilizamos el cuestionario APGAR familiar, para medir apoyo social percibido utilizamos la escala EMAS, Para medir predisposición anticonsumo de sustancias empleamos el Autoinforme AICA. Se realizaron análisis descriptivos, de correlaciones y comparativos. Resultados. Los jóvenes que tenían problemas de abuso del móvil mostraron un autoconcepto físico, académico y social más bajos que aquellos jóvenes que no tenían problemas de abuso. Se confirmó una relación significativa entre apoyo social percibido y predisposición a no consumir sustancias, así como entre apoyo familiar funcional y menor riesgo de uso abusivo del móvil. En los problemas con el uso del móvil las chicas mostraron un uso del dispositivo significativamente más problemático que los chicos, sin embargo, la actitud de protección frente al consumo de sustancias fue mayor en las chicas que en los chicos. Conclusiones. Se confirma que un estudio de mayor escala usando el método y las variables aquí propuestas es viable, y que los resultados esperados resultarían de gran interés en la práctica del Trabajo Social. Nuestros resultados sugieren, con base en la evidencia, que los programas de prevención de adicciones deben considerar como factores de riesgo o de protección las variables de este estudio.

The European Union Action Plan on Drugs 2021-2025, the National Strategy on Addictions 2017-2024 and the IV Canary Islands Plan on Addictions 2022-2024, expressly state that Research is a strategic priority to address the phenomenon of addictions. Based on this need, we have developed a TFG that is divided in two: a Research Project, where we define the study problem and design a research, but also a pilot study, to test the feasibility and interest of the study variables. Objectives. To analyse the existence of addictive behaviours towards substances and mobile phones in adolescence from a gender perspective. To define the relationship between self-concept, degree of perceived social support, gender, age and addictive behaviours in adolescence. Method. Quantitative study with a cross-sectional correlational and causal comparative design. The pilot study was carried out in the municipality of Arrecife (Lanzarote). The sample was obtained, by convenience, from the IES Agustín Espinosa and CEO Argana. The sample consisted of a total of 217 students, 110 girls (X= 15.11 years, SD= 0.81) and 106 boys (X= 15.34 years, SD= 0.87). Validated instruments were used to obtain reliable measures; to measure "problematic mobile phone use" we used the MPPUSA scale, to measure self-concept we used the AF5 questionnaire, to measure family support we used the APGAR family questionnaire, to measure perceived social support we used the EMAS scale, to measure anti-substance use predisposition we used the AICA Self-Report. Descriptive, correlational and comparative analyses were carried out. Results. Young people with mobile phone abuse problems showed lower physical, academic and social self-concept than those young people without abuse problems. A significant relationship was confirmed between perceived social support and predisposition not to use substances, as well as between functional family support and lower risk of mobile phone abuse. For problems with mobile phone use, girls showed significantly more problematic use of the device than boys, however, protective attitudes towards substance use were higher in girls than in boys. Conclusions. It is confirmed that a larger scale study using the method and variables proposed here is feasible, and that the expected results would be of great interest in Social Work practice. Our results suggest, based on the evidence, that addiction prevention programmes should consider the variables in this study as risk or protective factors.